lunes, 2 de marzo de 2015

DEFINICIÓN Y ORIGEN




El color (en griego: χρώμ-α/-ματος [chroma, chrómatos]) es la impresión producida por un tono de luz en los órganos visuales, o más exactamente, es una percepción visual que se genera en el cerebro de los humanos y otros animales al interpretar las señales nerviosas que le envían los fotorreceptores en la retina del ojo, que a su vez interpretan y distinguen las distintas longitudes de onda que captan de la parte visible del espectro electromagnético.





Se trata de un fenómeno físico-químico donde cada color depende de una longitud de onda.

Los cuerpos iluminados absorben partes de las ondas electromagnéticas y reflejan las restantes. Dichas ondas reflejadas son captadas por los ojos, y de acuerdo la longitud de onda son interpretadas por el cerebro. En condiciones de poca luz, el ser humano sólo puede ver en blanco y negro.


En la superposición de colores luz ("síntesis aditiva de color") el color blanco resulta de la superposición de todos los colores, mientras que el negro es la ausencia de luz. En la mezcla de pigmentos ("síntesis sustractiva de color"), trátese de de pinturas, tintes, tintas o colorantes naturales para crear colores, el blanco solo se da si el pigmento o el soporte son de ese color, reflejando toda la luz blanca, mientras que el negro es resultado de la superposición completa de los colores cian, magenta y amarillo, una mezcla que en cierta medida logra absorber todas las longitudes de onda de la luz.


La luz blanca puede ser descompuesta en todos los colores del espectro visible por medio de un prisma (dispersión refractiva). En la naturaleza esta descomposición da lugar al arco iris.



En este sentido, además hay que subrayar que existen varios tipos de colores. Más concretamente podemos hablar de dos grandes grupos en base a la sensación térmica que representan y a su relación con el entorno: los cálidos y los fríos.

En la primera categoría se incluirían el rojo, el amarillo, el naranja, el escarlata y el verde limón. Se trata de colores que apuestan por la positividad y que nos otorgan sensación de alegría, de diversión, de calor.


En el segundo grupo, los fríos, se encuentran inmersos colores tales como el azul, el violeta, el verde y el blanco, aunque este último no se considere un color como tal. Serenidad, sentimentalismo y frío son los que nos provocan aquellos que en decoración se utilizan para conseguir sensación de amplitud.